Un tamalito, un dulce de calabaza de origen prehispánico o un rico mole es lo que aguardará en su llegada a los muertos este 1 y 2 de noviembre. Todo ello será colocado en los coloridos y tradicionales altares de muertos que no son más que una bienvenida a los difuntos en su regreso.
Por Flor Castillo
Mérida (México), 1 de noviembre (EFE).- Tamales, atole, mole, pan, frutas, dulces y bebidas llenarán las ofrendas que los mexicanos montarán en sus casas para celebrar la festividad de Día de Muertos, el 1 y 2 de noviembre, para recordar lo que degustaban y disfrutaban los que se nos adelantaron en el viaje.
La variada gastronomía mexicana prácticamente tiene platillos y preparados para cualquier ocasión.
Basta como ejemplo el estado de Yucatán, donde este domingo se comenzó el festival de las ánimas, el Hanal Pixán, en la que destaca el mucbipollo, un tamal de 1.5 kilos de peso que se cuece en un horno de tierra y que se prepara con masa de maíz, carne de pollo y de cerdo y frijoles, todo envuelto en hojas de plátano.
Su elaboración no es sencilla, hay que moldear la masa, cocinar el kool, un caldo bañado en pigmento rojizo de achiote, y poner todos los ingredientes a la masa.
«Una sola persona no podría hacer los mucbipollos porque sí es un trabajo muy laborioso», explicó a Efe Silvia Paredes, cocinera tradicional de este platillo, quien participó en el festival celebrado en Mérida, la capital yucateca.
La preparación de este tamal tan especial supone todo un ritual que dura entre cuatro y cinco horas, pues hay que hacer un hoyo en la tierra y cocinarlo a base de leña.
El mucbipollo, que tiene una historia ancestral, se deposita en las ofrendas dedicadas a los difuntos para que puedan disfrutar de este alimento cuando regresan al mundo de los vivos durante el Día de Muertos.
«Es una tradición prehispánica de todos los mayas. Lo hemos seguido de generación en generación», contó Paredes, quien dijo que el término mucbipollo significa «pollo enterrado en la tierra».
Además de Yucatán, en el resto de México la tradición dicta que los vivos «invitan» a los muertos a regresar y para ello en las ofrendas colocan platillos, preparados o productos que en vida disfrutaban sus seres queridos.
Con las típicas calaveritas (pequeños cráneos) de azúcar, amaranto o chocolate hasta el tradicional mole mexicano, salsa elaborada a base de chiles y especies, pasando por el pan de muerto y variados dulces en México, los muertos son «agasajados» por familiares y amigos.
Muchos especialistas en gastronomía en México aseguran que lo que no puede faltar en una ofrenda es el tradicional dulce de calabaza, de papaya, de tejocote o de camote, ni tampoco el pan de muerto.
Los dulces son de origen prehispánico y es común encontrarlo en mercados públicos y tianguis callejeros.
Las frutas se cuecen en cazuelas de barro con un jarabe que se elabora con piloncillo.
En el caso del pan, siempre redondo y de diferentes tamaños, se elabora a partir de una masa -que se deja fermentar durante más de 24 horas- a base de huevo, harina, mantequilla, azúcar y el toque único que le da la ralladura de naranja.
Otras comidas o platillos en México en el Día de Muertos son tradicionales los tamales, un alimento de origen indígena mesoamericano, que se prepara generalmente con masa y están rellenos de carne, vegetales, salsas o frutas, los cuales se acompaña con atole, una bebida espesa de masa de sabores varios.
En los estados de Yucatán, Puebla, Michoacán, Oaxaca, Tabasco, Estado de México y Chiapas, el Día de Muertos es festividad indígena las cuales han sido declaradas por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Como muestra está el Istmo de Tehuantepec, en el sureño estado de Oaxaca, donde se celebra el Xandu’, una ofrenda en el interior de viviendas para honrar a los muertos.
En esta se rinde culto a los muertos de dos maneras de acuerdo al gusto de las familias, utilizando los tradicionales altares o colgando un arco con pencas de plátano o caña adornado con flores, frutos y panes y en el suelo, se coloca un petate repleto de todo tipo de platillos, dulces y bebidas.
Además de comida, agua, frutas y dulces, en México en estas festividades para honrar a los difuntos, una tradición ancestral y enormemente popular, es común ver en las ofrendas cigarrillos y bebidas como el tequila o el mezcal y productos u objetos que gustaba y disfrutaba el fallecido.